¿Cómo Sujetar Correctamente Una Cámara De Fotos Réflex?

Pocas cosas te frustraran tanto como fotógrafo que comienza a dar sus primeros pasos en la fotografía digital como ver que, esas espectaculares fotografías que acabas de tomar al ordenador y que tan nítidas se ven en la pantalla LCD de tu cámara al bajarlas al ordenador, las mismas están movidas y se han arruinado.

Hay un gran error que todos los fotógrafos que dan sus primeros pasos y también muchos aficionados de mayor experiencia comenten: no sujetar correctamente la cámara de fotos. La gran mayoría de los errores de nitidez en las fotografías de estos no son producto de problemas con los objetivos, sino más bien por problemas al sujetar la cámara al momento de dispararla.

Mantén tu cámara lo más fija posible

Tus fotografías saldrán movidas cuando, mientras el obturador de tu cámara está abierto permitiendo que la luz llegue hasta el sensor, se producen vibraciones o movimientos que hagan que la luz que es reflejada por los objetos de la escena, sea capturada por el sensor en distintas posiciones. Cuando hay mucha luz, al permanecer el obturador muy poco tiempo abierto para lograr una correcta medición y exposición de tus fotografías, la probabilidad de que una foto salga movida es mucho menor. Pero cuando las velocidades de obturación deban de ser más lentas (escenas más oscuras) las probabilidades de que una fotografía salga movida se multiplican.

Es por ello que, para evitar que dichas vibraciones puedan por arruinar tus fotografías, es fundamental que mantengas la cámara lo más fija posible y esto se logra, transformado tu cuerpo en un trípode.

Los 3 puntos de apoyo

Como si trataras de emular el funcionamiento de un trípode, la clave a la hora de sostener correctamente tu cámara de fotos es justamente esa, conseguir 3 puntos de apoyo (o más de ser posible) para minimizar la posibilidad de que tu cámara se desplace de forma vertical, horizontal o en ambas. ¿Cómo hacerlo con solo dos brazos? Si bien es cierto que solo tienes dos brazos para sostener tu cámara, no olvides que, si la disparas a través del visor, puedes utilizar el contacto entre este y tus cejas o frente como punto de apoyo extra.

De este modo, mientras controlas la cámara con la mano derecha y sostienes su peso con la mano izquierda, añades estabilidad utilizando tus cejas o frente como un puto de apoyo extra. Haz la prueba y veras de lo que te estoy hablando.

Sosteniendo la cámara en posición horizontal

Tal como acabo de comentarte, la clave al sostener tú cámara fotográfica es lograr que la misma quede sujeta lo más firmemente posible y esto lo lograrás maximizando sus puntos de apoyo. Ahora bien, no solo debes preocuparte por los puntos de contacto directo con tu cámara (cabeza y manos), sino además debes de pensar como colocas los brazos, las piernas, etc. No basta con solo tomar firmemente la cámara, sino que además, todo tu cuerpo debe de potenciar dicha firmeza.

Al momento de sostener tu cámara de forma horizontal o “regular” intenta que tus brazos y codos queden lo más pegados al cuerpo posible. El sostén de tu cámara son tus manos y el sostén de tus manos son los brazos, por lo que, lograr que tus brazos no se muevan al momento de disparar es tan importante como sujetar correctamente tu cámara con tus manos. Además, procura utilizar tus cejas o frente como un punto de apoyo extra, presionando firmemente tu cámara contra ellos de modo de lograr ese tercer punto de apoyo tan preciado. Puedes incluso, inclinar levemente tu cabeza de modo de que además de tu frente, puedas hacer apoyo en tus pómulos o parte de tus mejillas.

Sosteniendo la cámara en posición vertical (de retrato)

Sostener la cámara de forma vertical es una de las posiciones más complicadas para lograr una buena estabilidad ya que tus codos, el derecho, deja de tener contacto con el cuerpo. De todas formas puedes incrementar la estabilidad en dicha posición de la siguiente manera: Intenta que el codo que soporta el peso de tu cámara, es decir el izquierdo, quede aún más pegado al cuerpo, incluso puedes intentar colocarlo casi en el medio de tu pecho de modo de ganar aún más estabilidad.